X
    Categories: Actualidad

El Día del Lei en Hawái es mucho más que una fiesta de las flores

La gente ha fabricado lei desde los primeros tiempos en los que habitaron las islas hawaianas.

Durante siglos, las guirnaldas fueron utilizadas en rituales religiosos, por los jefes (aliʻi), y se creía que incluso las llevaban las deidades (akua) cuando adoptaban forma humana. El arte, aunque exaltado, no era exclusivo de los privilegiados y lo llevaban todos en la sociedad hawaiana.

Aunque suelen estar hechos de flores y hojas, los leis también se confeccionan con nueces, plumas, frutas, semillas y conchas. “Las mujeres cambian [las plantas que llevan] según las estaciones, [y para ellas] todas las plantas olorosas, todas las flores e incluso los frutos de colores sirven de atuendo”, escribió el botánico francés Charles Gaudichaud-Beaupré durante su visita en 1819; “semejante atuendo natural es mucho más rico, mucho más llamativo, que todas las deslumbrantes creaciones de las elegantes damas europeas”.

En el siglo siguiente, las plantas autóctonas se hicieron más difíciles de encontrar y los fabricantes de lei recurrieron cada vez más a plantas introducidas como la plumeria y el jazmín (pīkake), que ahora son tan omnipresentes que sus guirnaldas son más reconocibles que las de la flora autóctona.

Nada simboliza mejor la esencia de Hawái y el espíritu aloha (en pocas palabras, la generosidad y buena voluntad del pueblo hawaiano) que el lei. Hoy en día, el lei se lleva tradicionalmente y se regala en casi todas las ocasiones, incluidos funerales, graduaciones, bodas y cumpleaños.

“El lei es un símbolo de amor y afecto, pero también de un niño, de un keiki”, dice Wileen Ortega, fabricante de lei de Maui y fundadora de Tita’s Lei Loke LLC. “El lugar donde lo llevas… [por ejemplo] alrededor de tu ʻāʻī, o de tu cuello… está cerca de tu corazón y representa a un niño y el cariño que le tienes”.

El 1 de mayo de 2024 se celebró el 96º Día del Lei. Los fabricantes locales de lei de las islas comparten cómo ven el futuro de su oficio.

(Relacionado: Danza hula de Hawái: una historia de apropiación, corrupción y renacimiento)

Los complicados orígenes del Día del Lei

El Día del Lei nació en 1929 en medio de una época dolorosa para el pueblo hawaiano. Tras el derrocamiento del reino hawaiano, la población de las islas vivía bajo la anexión estadounidense.

En esa época se establecieron protocolos para la celebración, como el uso de ciertos tipos de lei y colores para representar a las distintas islas. A la isla de Hawái se le dio el color rojo (ulaula) y la flor ʻōhiʻa lehua, actualmente amenazada por una enfermedad fúngica conocida como Muerte Rápida ʻŌhiʻa.

“Esa no era una idea tradicional hawaiana de tener una isla con un color y un lei”, dice la empresaria y madre Haunani Miyasato, residente en Big Island; “eso lo trajo alguien de fuera”. De hecho, esos colores y flores fueron designados por la Legislatura Territorial de Hawái, un organismo impuesto por EE. UU. antes de la creación del estado de Hawái (1959).

No es de extrañar que haya sentimientos encontrados hacia la fiesta. Kawaihili Uyeshiro, hija de Miyasato y fundadora de Ko Kawai Lei, estudia actualmente en la escuela de inmersión hawaiana Ke Kula ʻo Nāwahīokalaniʻōpuʻu, situada en la Gran Isla. Ella y sus compañeros no reconocerán el Día de Lei el 1 de mayo, a diferencia de otras escuelas de todo el estado. “No es una fiesta tradicional… No lo celebramos”, dice la joven de 16 años.

(Relacionado: Ni hombres, ni mujeres; ¿quiénes son los māhū de Hawái y cuál es su rol en la comunidad LGTBI?)

Fabricantes de leis de la Gran Isla, Oʻahu y Maui

Ortega empezó a hacer lei a los 5 años en su hula halau. Recuerda con cariño cuando buscaba plumerías silvestres en su trayecto a las actuaciones semanales en el centro comercial local. “Ahora, cada vez que veo u huelo plumeria, me vienen esos recuerdos”, dice.

La plumeria es una de las flores más populares de las islas, tanto por su aroma como por su colorido, pero no es originaria de la zona. Son originarias de Centroamérica y prosperan en las islas hawaianas desde 1860. Según Skye Kaululani’ikeaomalamalama Rhoden, fabricante de leis afincado en Oʻahu, es un error pensar que estas flores son autóctonas.

Para los fabricantes de leis, hacer leis con plantas autóctonas y garantizar la supervivencia de las poblaciones nativas es un difícil ejercicio de equilibrio. “Como fabricante de lei, es difícil perpetuar la cultura hawaiana porque muchas de nuestras plantas autóctonas han sido sobreexplotadas a lo largo del tiempo”, dice Rhoden.

Hawaiʻi ha sido llamada la “Capital Mundial de las Especies en Peligro”, con más de 100 taxones de plantas ya extinguidos, y más de 200 se considera que tienen 50 o menos individuos restantes en estado salvaje. Al menos el 90% de los bosques secos hawaianos se han perdido a causa de las especies invasoras, los incendios forestales y el desarrollo urbano.

Por eso, Ortega dice que rara vez recoge flores de la montaña. “Creo que es importante dejarlas en paz y que vuelvan a crecer y no recogerlas si no es para una ocasión muy, muy especial”.

Uyeshiro llegó a la misma conclusión. Aunque vive cerca del volcán de la Gran Isla donde crece la ʻōhiʻa lehua roja, se abstiene de utilizar esta flor en particular para ayudar a nutrir las poblaciones de la planta amenazada.

Para compensar su impacto en las flores silvestres, Rhoden también cultiva flora autóctona en su patio trasero y se abastece de cultivadores locales.

“Soy de aquí, ellos son de aquí, y mantengo el dinero en nuestra isla”, afirma; “todos nos conocemos un poco… todo el mundo es humilde, amable y arraigado, con los pies en la tierra”.

(Relacionado: ¿Puedo ponerme una camiseta hawaiana? Lo que hay que saber para viajar con conciencia cultural)

Para proteger la flora autóctona que queda en las islas se necesita a todo el mundo, incluidas personas como Puanani Anderson-Fung, investigadora del programa de Etnobotánica y Conservación Hawaiana de la Universidad de Hawái. Su trabajo consiste en identificar las palabras originales que designan la vida de las plantas autóctonas.

“Nuestra tasa de endemismo es muy alta, lo que significa que tenemos mucho que perder”, afirma; “lo que perdemos en especies autóctonas nunca podrá ser reemplazado”.

Su lei favorito es uno hecho por su marido. “Trenza cuerda con tres hebras de hoja de ti verde y teje las hojas de laua’e en ella. Es fresco y cómodo de llevar, tiene una fragancia preciosa y es totalmente sostenible, ya que estas plantas se cultivan fácilmente en mi jardín y, por tanto, no tienen ningún impacto en las plantas y ecosistemas autóctonos”.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

Source: National

news :