Un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill (EE.UU.) y publicado en la revista «JAMA Internal Medicine» ha revelado que la presencia de sal en los alimentos y bebidas envasadas se ha reducido hasta un 18% entre los años 2000 y 2014, un descenso que sin embargo no impide que la mayoría de la población siga consumiendo más sodio del recomendado.

Como explica Jennifer Poti, directora la investigación, «aunque los hogares reciben menos sodio en los alimentos envasados, el consumo sigue siendo demasiado alto y hay mucho camino por recorrer».

Reducción insuficiente
Las recomendaciones actuales establecen un consumo inferior a los 2.300 miligramos de sodio por día, lo que equivale aproximadamente a una cucharada de sal, ya que sobrepasar estos niveles aumenta la presión arterial y puede acabar dañando los vasos sanguíneos, causando problemas graves y potencialmente mortales como los infartos de miocardio y los ictus.

En el nuevo estudio, los autores analizaron los datos sobre alimentos envasados comprados entre 2000 y 2014 por 30.000-60.000 hogares de Estados Unidos cada año, lo que permitió obtener datos de alrededor de 1,5 millones de productos.

Aunque los hogares reciben menos sodio en los alimentos envasados, el consumo sigue siendo demasiado alto y hay mucho camino por recorrerJennifer Poti

De este modo, comprobaron que de media el sodio procedente de alimentos y bebidas envasadas disminuyó de 2.363 miligramos al día por persona a 1.967 miligramos diarios.

Cuando examinaron el contenido nutricional de todos los alimentos comprados, los investigadores encontraron que el contenido de sal en los productos había caído en torno a un 12% durante el período de estudio. Y en siete de las 10 mayores fuentes de sal entre alimentos y bebidas envasados el contenido de sodio disminuyó al menos un 10%.

Leer las etiquetas
Este nuevo estudio no puede precisar la razón para la diminución de la cantidad de sal en la cesta de la compra ya que, según constataron los autores, la gente no ha cambiado sus hábitos de consumo durante ese periodo.

Como indica Jennifer Poti, «potencialmente, algunos de estos cambios se deben a la eliminación de sodio de los productos por parte de los fabricantes».

Sin embargo, y a pesar de estos avances, los resultados muestran que apenas un 2% de los hogares compraba alimentos y bebidas con una cantidad aceptable de sal.

Tal es así que como concluye Lisa Harnack, investigadora de la Universidad de Minnesota (EE.UU.) que no ha tomado parte en este estudio, «la gente debe leer los etiquetados y seleccionar productos bajos en sal en beneficio de su propia salud».
Source: Salud

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