En ocasiones, dar un gran paso hacia delante requiere de un pequeño pasito previo hacia atrás. Es lo que sucede, por ejemplo, en la jardinería, en la que para garantizar que las ramas de un árbol crezcan sanas y robustas primero hay que llevar a cabo una pequeña poda. Una situación muy similar a la que se produce durante el desarrollo de nuestros cerebros, en el que el ligero ‘recorte’ de las conexiones neuronales o ‘sinapsis’ facilita su posterior crecimiento. Una labor necesaria que lleva a cabo el sistema inmune y que, de reactivarse en etapas avanzadas de la vida, puede resultar muy perjudicial, cuando no fatal. Y es que como muestra un estudio llevado a cabo por investigadores del Brigham and Women’s Hospital de Boston (EE.UU.), este ‘refinamiento sináptico’ juega un papel muy importante en la aparición y progresión de las enfermedades neurodegenerativas, muy especialmente de la enfermedad de Alzheimer. De hecho, es muy posible que sea el sistema inmune, y no la acumulación de placas de proteína beta-amiloide, el responsable de la muerte neuronal característica de esta enfermedad –cuando menos en sus fases avanzadas.

Como explica Cynthia Lemere, directora de esta investigación publicada en la revista «Science Translational Medicine», «la deposición de placas de beta-amiloide tiene lugar muchos años antes de la pérdida de memoria en la enfermedad de Alzheimer, pero actuar sobre la manera en la que el sistema inmune responde a estas placas podría ser una excelente estrategia terapéutica. Creemos que en las últimas etapas del alzhéimer no son necesariamente las placas las que provocan la neurodegeneración, sino la respuesta del sistema inmune».

Bloquear la respuesta inmune
El nuevo estudio tuvo por objetivo analizar el papel que juega en el alzhéimer el componente 3 (C3) del sistema del complemento del sistema inmune. Y es que es bien sabido que el C3 colabora en la ‘poda’ de las sinapsis durante el desarrollo cerebral normal. Y asimismo, que este C3 se encuentra en cantidades muy elevadas en los cerebros de los pacientes con alzhéimer.

Entonces, y dado que la pérdida de sinapsis –que no la acumulación de placas de beta-amiloide– es el mejor indicador de la gravedad de la enfermedad, ¿puede suponerse que el C3 es responsable, aun parcialmente, de la neurodegeneración? Y lo que es más importante, el bloqueo de la cascada de reacciones bioquímicas del sistema del complemento –desde C1 a C9, pasando por C3– que tiene lugar durante la respuesta inmune, ¿pude proteger frente a la muerte neuronal y, por ende, prevenir el deterioro cognitivo en las fases avanzadas de la enfermedad?

En las últimas etapas del alzhéimer no son las placas las que provocan la neurodegeneración, sino la respuesta del sistema inmuneCynthia Lemere

Para responder a esta pregunta, los autores utilizaron un modelo animal –ratones– de enfermedad de Alzhéimer al que manipularon genéticamente para que no pudiera producir el C3. Y lo que observaron es que, como consecuencia directa de la ausencia de este C3, estos animales estuvieron protegidos frente a la pérdida de sinapsis y de neuronas asociada a la edad y presentaron menos marcadores de inflamación cerebral.

Es más; los resultados también mostraron que si bien los ratones manipulados y envejecidos siguieron presentando una elevada cantidad de placas de beta-amiloide en sus cerebros, sus funciones cognitivas mejoraron. De hecho, estos animales sin el C3 obtuvieron mejores puntuaciones en las pruebas de memoria y aprendizaje –todo ello a pesar de que tenían una mayor acumulación de placas que sus homónimos con el componente.

Diana terapéutica
En definitiva, parece que
la respuesta inmune a las placas de beta-amiloide, y no la acumulación de placas per se, es la responsable de la pérdida de sinapsis y del consecuente deterioro cognitivo en las fases avanzadas del alzhéimer
. Tal es así que este C3, que además también se encuentra implicado en otros trastornos del sistema nervioso central como el ictus y la degeneración macular, se presenta como una diana terapéutica muy interesante para el abordaje del alzhéimer.

Como concluyen los autores, «si bien nuestro trabajo está limitado por las diferencias en el sistema inmune y en la esperanza de vida entre ratones y humanos, nuestros resultados sugieren que la modulación de la señalización del sistema del complemento puede representar una estrategia terapéutica potencial para combatir la enfermedad de Alzheimer».
Source: Salud

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *